FERNANDO DE SZYSZLO
“El arte nace cuando el hombre cesa de ser cazador y recolector, (…) cuando tiene tiempo de pensar”.
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SIGUIENTE NOTA
Estas fueron las palabras de Fernando de Szyszlo cuando le preguntaron cuál era la esencia del arte. Y, más adelante, ahonda sus palabras aclarando que no se trata de tener un arte racionalista, sino de tener una sensibilidad pensante. Si bien estas no son las palabras exactas del pintor peruano, es una consecuencia que se puede derivar de su recorrido tanto artístico como intelectual. Asiduo lector de poesía, amante de la arquitectura y vanguardista formado autodidácticamente, la vida y obra de Fernando de Szyszlo nos muestra que su pasión siempre fue cultivar, y transmitir, un arte lleno de una profundidad artística que limita con la mística. Con un terreno donde el acto plástico, tal como el mismo lo caracteriza, debe ser un acto de permanencia en lo efímero del tiempo. Y es en tal dimensión donde religión, ciencia y arte se combinan. La religión como horizonte de preguntas insoslayables del ser humano, de lo que lo sobrepasa. La ciencia como el estudio de cómo se manifiesta la naturaleza, cómo cambia nuestra comprensión de ella dependiendo del momento histórico. Y el arte, como el testimonio que viene a mediar entre la religión y la ciencia. Como testimonio contra la muerte, contra lo efímero, como la ratificación de la existencia de lo físico, de la quietud. Pero también, en esa quietud, una profundidad espiritual y sensible.
La obra plástica de este artista peruano es una apuesta por hacer del arte un ejercicio que dialoga constantemente con la tradición precolombina y la occidental europea del siglo XX. Ahora bien, el arte no solo va con la historia, sino que la rebaza, la reinventa y la reactualiza en el momento que una figura precolombina se mezcla con herramientas del arte abstracto, creando la ventana hacia una nueva sensibilidad. -
Obra: S/T, sf.